Semana Santa de Calanda
Cuna del ilustre cineasta Luis Buñuel, que como buen calandino paseó el nombre de su pueblo por todo el mundo, mostrando una de sus más entrañables tradiciones: los tambores y bombos.

Los atuendos de Calanda son túnica y tercerol morado, bombo y tambor. La peculiaridad que la distingue de entre todas las localidades de La Ruta es el momento escogido para “Romper la Hora”, al ser el único pueblo que lo hace en el mediodía del Viernes Santo.
Horas antes, en la noche del Jueves, los tamborileros en Vía Crucis han subido a Cristo por las cuestas del Calvario.
Orígenes de la semana santa calandina
Calanda es miembro desde su fundación de la Ruta del Tambor y Bombo. Las raíces de su Semana Santa son ancestrales. Según un libro inédito de José Repollés Aguilar, el uso del tambor como instrumento se remonta al año 1127, cuando parece que fue usado por un pastor para avisar de las invasiones árabes. Más tarde, un religioso prohibió los toques por considerarlos poco decorosos.
Ya en 1640, cuando por intercesión de la Virgen le fue restablecida una pierna amputada a Miguel Pellicer, el pueblo volvió a salir en procesión repicando tambores. Y esta vez, el vicario -calandino- sí que impulsó la manifestación, adquiriendo cada vez más auge hasta convertirse en costumbre.
Celebración de la semana santa
En las primeras horas de la tarde del Viernes Santo saldrá la procesión de «El Pregón”, la más impresionante. Familias enteras desfilan redoblando el toque tradicional para esta ocasión. La procesión y los redobles se detienen al sonar el toque de atención de las cornetas, y en medio del silencio el pregonero proclama la muerte de Cristo.
Al atardeder, en la procesión de «La Soledad», desfilan ocho de las nueve cofradías de la localidad: Jesús Entrando en Jerusalén, San Pedro, Santo Ángel, María Magdalena, El Nazareno, El Encuentro, El Cristo Crucificado y La Dolorosa; además de personajes bíblicos representados por Hebreas y Sivilas, y las Penitentas, con la cara cubierta y los pies descalzos. Acompaña a la Virgen de los Dolores la Guardia Romana, llamada en Calanda «Putuntunes», con Longinos al frente, que viste una anacrónica armadura medieval.
La procesión de «El Entierro» es el Sábado Santo por la mañana. Tambores y bombos preceden a las cofradías, incluyendo la del Santísimo Sacramento, que porta el Sepulcro de cristal con el cuerpo de Cristo, acompañado por la banda de música interpretando la marcha del Monón.
Cuando éste llega a la Plaza de España, tiene lugar el Auto Sacramental del Sellado del Sepulcro, en el que Longinos y el Capitán de los Putuntunes se baten a espada en una lucha simbólica, al ver que el cuerpo de Cristo ha desaparecido (ha resucitado). A partir de ese momento, los tambores sonarán hasta las 2 menos cuarto de la tarde.
A esa hora, los tambores callan en recuerdo de Mosén Vicente Allanegui y de todos los calandinos difuntos para, seguidamente, interpretar al únisono la Marcha Palillera hasta las dos en punto, momento en que las cornetas silencian a los tambores hasta el próximo año.