Semana Santa de Albalate del Arzobispo
Situado en la Tierra Baja turolense, en una ladera junto al río Martín se encuentra Albalate del Arzobispo, cuya carretera comarcal a su paso por Urrea de Gaén enlaza con la Nacional Zaragoza-Castellón en el término de Híjar.
Albalate del Arzobispo conserva las huellas de su pasado histórico. En él podemos contemplar las pinturas rupestres de sus alrededores, pasear por un barrio “Fermino” de origen romano, o por el Almudí, la Alhóndiga o la Almenara, de tintes islámicos. Tras la Reconquista pasó a formar parte del Señorío de Belchite, que Ramón Berenguer cedió en 1149 a Bernardo II, Arzobispo de Albalate. De ahí su nombre.
Albalate del arzobispo en la ruta del tambor y bombo
En Semana Santa, tambores y bombos se visten de negro satinado ornados, al igual que sus vecinos de Urrea, con pañuelos blancos al cuello. Los orígenes de la tradición en Albalate del Arzobispo hay que buscarlos en la influencia que tuvo en el Bajo Aragón la Orden Tercera de San Francisco, que promovió el Vía Crucis en los Calvarios de las poblaciones de la comarca.
Las primeras referencias obtenidas sobre los primeros tambores que sonaron en Albalate del Arzobispo datan de 1929, costumbre que caló profundamente en el sentimiento de las gentes que la mantuvieron incluso en los momentos más difíciles.


Días de Semana Santa
Albalate del Arzobispo abre su Semana Santa el Domingo de Ramos con la bendición de las palmas y la procesión de “La Entrada de Jesús en Jerusalén”, en la que el paso representativo es acompañado por su cofradía de tambores y bombos, y por la banda de alabarderos.
Después de este “aperitivo”, el Jueves Santo tiene lugar el “plato fuerte” común en la Ruta del Tambor: el “Romper de la Hora”. En Albalate el Arzobispo, la costumbre consiste en irrumpir con su estruendo al unísono cuando llegan las 12 de la noche, para luego ir cambiando de marcha sucesivamente, pero siempre unidos. Tras este acto, las estrechas y empinadas calles de esta localidad se impregnan de sonido y de color negro.
En la mañana del Viernes Santo tiene lugar uno de los Vía Crucis más bonitos del Bajo Aragón, en el que tambores y bombos acompañan al “Nazareno” por sus calles empedradas camino del Calvario.
Pero quizá lo que más llame la atención al visitante en estos días sea la procesión del Santo Entierro, celebrada el Viernes Santo al anochecer, en la que participan todos los santos y cofradías precedidos por los tambores y bombos que abren la marcha.